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A pesar de la gran cantidad de esfuerzos por alcanzar la equidad de género, la igualdad de derechos entre hombres y mujeres y reducir la violencia contra la mujer, aún existen diferentes factores relacionados con estos fenómenos que tienen un impacto en el bienestar y en la salud de las mujeres.

¿Por qué celebra el Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer?

El Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer tuvo su origen el 28 de mayo de 1987, en la reunión de integrantes de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Sexuales y Reproductivos, realizada al terminar el V Encuentro Internacional sobre Salud de la Mujer, llevado a cabo en Costa Rica.

Se designó esta fecha para abordar las diversas causas de enfermedad y muerte que enfrentan las mujeres y que siguen vigentes aún en nuestros días. Una de ellas es la mortalidad materna, en el que un retraso de apenas unas horas puede determinar la diferencia entre la vida y la muerte.

El derecho de las mujeres a gozar de salud integral a lo largo de todo su ciclo vital es un derecho humano universal consagrado por el sistema internacional de derechos humanos. La salud integral responde a factores biopsicosociales de la capacidad de las mujeres de acceder a los recursos para vivir una vida digna, con igualdad de oportunidades, exenta de violencias. Es imprescindible que toda la sociedad y sus instituciones perseveren en el progreso y en el acceso a la salud reproductiva y sexual de las de las mujeres, consolidando el ejercicio de un derecho universal que permanece todavía en la sombra en muchos lugares del mundo.

Violencia de género, principal factor de mala salud en las mujeres

Estudiosos del tema y diversas organizaciones ha reconocido que la violencia contra la mujer es un factor de riesgo para la mala salud. Sus consecuencias se traducen en una gama de resultados finales que impactan negativamente la salud de la mujer.

La violencia contra la mujer, especialmente la violencia doméstica y el abuso sexual, conlleva muchas consecuencias negativas para la salud de mujeres y niñas en todo el mundo. Algunas afectan la salud física y otras la salud mental.

Consecuencias de la violencia para la salud física

Muchos son los impactos negativos de la violencia en la salud y bienestar de la mujer. Se reconoce por ejemplo un alto número de lesiones que oscilan desde cortes y hematomas a lesiones graves que causan incapacidad permanente, como la pérdida de audición, entre otras.

Otras manifestaciones negativas de la salud física observadas en mujeres maltratadas han sido cefaleas, hipertensión, síndrome de colon irritable y diversos problemas ginecológicos.

Múltiples estudios en Estados Unidos y América Latina han mostrado cómo la salud sexual y reproductiva femenina se ven seriamente afectadas con la violencia. Las mujeres abusadas y violentadas sexualmente sufren casos de enfermedades de transmisión sexual, VIH/sida, enfermedad inflamatoria pélvica, embarazo no deseado, aborto espontáneo y dolor pélvico crónico

Consecuencias de la violencia para la salud mental

El impacto de la violencia en la salud mental es menos conocido aunque cada vez más crece la literatura y los estudios sobre este tema. Además de las lesiones, la violencia contra la mujer conlleva depresión, trastornos por ansiedad, trastorno por estrés postraumático, trastornos en la conducta alimentaria y diversas manifestaciones psicosomáticas.

Así mismo se han reportado en diferentes países casos de abuso de alcohol y sustancias tóxicas en mujeres que sufren violencia doméstica, así como otras conductas nocivas para su salud.

Violencia y salud de la embarazada y neonatal

La violencia también se produce durante el embarazo, por lo que sus consecuencias afectan a la mujer gestante y también al feto o al recién nacido.

La violencia durante el embarazo se asocia a abortos, muerte fetal, parto prematuro y muerte y lesiones fetales o del recién nacido. En varios estudios en Estados Unidos se ha observado asociación con Bajo Peso al Nacer (BPN), encontrando tasas de BPN significativamente más altas en las mujeres golpeadas (12%) que en las no golpeadas (6%). Esta misma asociación apareció en estudios efectuados en Nicaragua y en India.

Homicidios y suicidios

La violencia contra la mujer puede provocar también la muerte. Aunque las tasas de muerte por “feminicidio”, como se denomina al homicidio femenino, suelen ser mucho menores que las de muerte por homicidio en los hombres, se sabe que en ellas el homicidio se asocia a antecedentes de violencia doméstica.

Muchos feminicidios son ocasionados por conocidos, especialmente por las parejas o antiguas parejas. Muchas de estas muertes se producen en torno al momento en que la mujer decide buscar ayuda o abandonar a su agresor.

Por otro lado, en muchas mujeres que sufren golpes o abusos sexuales de forma crónica, la tensión emocional y física puede inducir al suicidio. Las investigaciones efectuadas en los Estados Unidos, Nicaragua y Suiza demuestran que las mujeres golpeadas corren un riesgo mayor de intento de suicidio.

Acceso y uso de servicios de salud

Diversos estudios también han mostrado que los antecedentes de violación o agresión son un factor que da lugar a mayor número de visitas a los médicos y de costos ambulatorios de la atención en salud de las mujeres, que otros factores como la edad de la mujer u otros riesgos de salud como el consumo de tabaco.

Se sabe que el costo de la atención médica de las mujeres violadas o que sufrieron agresiones puede ser 2,5 veces mayor que el de las no agredidas.

Las numerosas consecuencias de la violencia doméstica para la salud son importantes además en lo que se refiere a la equidad en la salud, ya que incrementan la necesidad de atención de salud, al mismo tiempo que la mujer puede encontrar obstáculos para acceder a dicha atención.

El panorama anterior muestra que mejorar la salud de la mujer puede ser posible mejorando la equidad de género. Por tanto, es necesario prestar más atención a las medidas preventivas, orientando la salud pública y la promoción de la salud hacia el cambio de actitudes, normas y conductas que favorecen el control masculino y las violencias.

Fuentes de información:
Mullen, P.E., Romans-Clarkson, S.E., Walton, V.A., Herbison, G.P. (1988) Impact of sexual and physical abuse on women’s mental health. Lancet 1(8590):841-845.
García-Moreno C. Violencia contra la mujer, género y equidad en la salud. Publicación Ocasional No. 6 Harvard Center for Population and Development Studies – Organización Panamericana de la Salud.
Web Oficial ONU Mujeres.




TEMA MUSICAL MIS DERECHOS DE MUJER


Historia del Día de la Mujer

Introducción

El Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) es una fecha que se conmemora en todo el planeta. Esa fecha se conmemora también en las Naciones Unidas y es fiesta nacional en muchos países. Cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo separadas por fronteras nacionales y diferencias étnicas, lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen para conmemorar su día, pueden contemplar una tradición de no menos de cien años de lucha en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo.

El Día Internacional de la Mujer se refiere a las mujeres corrientes como artífices de la historia y hunde sus raíces en la lucha plurisecular de la mujer por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre. En la antigua Grecia, Lisístrata empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra; en la Revolución Francesa, las parisienses que pedían “libertad, igualdad y fraternidad” marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino.

La idea de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, que fue, en el mundo industrializado, un período de expansión y turbulencia, crecimiento fulgurante de la población e ideologías radicales.

Cronología

1909: De conformidad con una declaración del Partido Socialista de los Estados Unidos de América el día 28 de febrero se conmemoró en todos los Estados Unidos el primer Día Nacional de la Mujer, que éstas siguieron celebrando el último domingo de febrero hasta 1913.

1910: La Internacional Socialista, reunida en Copenhague, proclamó el Día de la Mujer, de carácter internacional como homenaje al movimiento en favor de los derechos de la mujer y para ayudar a conseguir el sufragio femenino universal. La propuesta fue aprobada unánimemente por la conferencia de más de 100 mujeres procedentes de 17 países, entre ellas las tres primeras mujeres elegidas para el parlamento finés. No se estableció una fecha fija para la celebración.

1911: Como consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague el año anterior, el Día Internacional de la Mujer se conmemoró por primera vez (el 19 de marzo) en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de 1 millón de mujeres y hombres. Además del derecho de voto y de ocupar cargos públicos, exigieron el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

Menos de una semana después, el 25 de marzo, más de 129 jóvenes trabajadoras, la mayoría inmigrantes italianas y judías, murieron en el trágico incendio de la fábrica Triangle en la ciudad de Nueva York. Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos, y en las conmemoraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre.

1913 a 1914: En el marco de los movimientos en pro de la paz que surgieron en vísperas de la primera guerra mundial, las mujeres rusas conmemoraron  su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de 1913. En el resto de Europa, las mujeres realizaron mítines en torno al 8 de marzo del año siguiente para protestar por la guerra o para solidarizarse con las demás mujeres.

1917: Como reacción ante los 2 millones de soldados rusos muertos en la guerra, las mujeres rusas escogieron de nuevo el último domingo de febrero para declararse en huelga en demanda de “pan y paz”. Los dirigentes políticos criticaron la oportunidad de la huelga, pero las mujeres la hicieron de todos modos. El resto es historia: cuatro días después el Zar se vio obligado a abdicar y el gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho de voto. Ese histórico domingo fue el 23 de febrero, según el calendario juliano utilizado entonces en Rusia,o el 8 de marzo, según el calendario gregoriano utilizado en otros países.

Desde esos primeros años, el Día Internacional de la Mujer ha adquirido una nueva dimensión mundial para las mujeres de los países desarrollados y en desarrollo. El creciente movimiento internacional de la mujer, reforzado por las Naciones Unidas mediante cuatro conferencias mundiales sobre la mujer, ha contribuido a que la conmemoración sea un punto de convergencia de las actividades coordinadas en favor de los derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica. El Día Internacional de la Mujer es cada vez más una ocasión para reflexionar sobre los avances conseguidos, exigir cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres comunes que han desempeñado una función extraordinaria en la historia de los derechos de la mujer.



Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer,
25 de noviembre

¿Por qué este Día internacional?

Debido a que:

  • La violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos
  • La violencia contra la mujer es consecuencia de la discriminación que sufre, tanto en leyes como en la práctica, y la persistencia de desigualdades por razón de género
  • La violencia contra la mujer afecta e impide el avance en muchas áreas, incluidas la erradicación de la pobreza, la lucha contra el VIH/SIDA y la paz y la seguridad
  • La violencia contra las mujeres y las niñas se puede evitar. La prevención es posible y esencial
  • La violencia contra la mujer sigue siendo una pandemia global. Hasta un 70% de las mujeres sufren violencia en su vida.

Una de las principales dificultades para prevenir y poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo es la marcada insuficiencia de fondos, que determina que los recursos para estas iniciativas sean sumamente escasos. Existen marcos muy promisorios, como los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que incluyen la meta específica de poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas; no obstante, requieren un financiamiento suficiente para producir cambios concretos y significativos en la vida de las mujeres y las niñas.

Desde el 25 de noviembre al 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, la campaña 16 días de activismo contra la violencia de génerotiene por objetivo sensibilizar y movilizar al público en todo el mundo para lograr un cambio. Este año, la campaña del Secretario General ÚNETE para poner fin a la violencia contra la Mujer  invita a «pintar el mundo de naranja», usando así el color elegido por esta campaña como símbolo de un futuro más brillante sin violencia. ¡Organiza eventos para poner de ese color calles, escuelas y monumentos!

Articulo publicado en: http://www.un.org/es/events/endviolenceday/

La mujer en el cambiante mundo del trabajo:
Por un planeta 50-50 en 2030

Fecha: martes, 28 de febrero de 2017

En todo el mundo, demasiadas mujeres y niñas dedican un número excesivo de horas a las responsabilidades del hogar; habitualmente, destinan a estas tareas más del doble de tiempo que los hombres y los niños. Ellas cuidan a sus hermanas y hermanos más jóvenes, a sus familiares ancianos, a las enfermas y los enfermos de la familia, y realizan las labores del hogar. En muchos casos, esta división desigual del trabajo tiene lugar a expensas del aprendizaje de las mujeres y las niñas, y de sus posibilidades de obtener un trabajo remunerado, hacer deporte o desempeñarse como líderes cívicas o comunitarias. Esto determina los patrones de desventajas y ventajas relativas, la posición de las mujeres y los hombres en la economía, sus aptitudes y lugares de trabajo.

Este es el mundo inmutable del trabajo sin recompensa, una escena familiar de futuros desolados en todo el mundo; las niñas y sus madres sostienen a la familia con trabajo sin paga y su trayectoria de vida es muy distinta de la de los hombres del hogar.

Queremos construir un mundo del trabajo distinto para las mujeres. A medida que crecen, las niñas deben tener la posibilidad de acceder a una amplia variedad de carreras, y se las debe alentar a realizar elecciones que las lleven más allá de las opciones tradicionales, en las áreas de servicio y atención, y les permitan conseguir empleos en la industria, el arte, la función pública, la agricultura moderna y la ciencia.

Tenemos que iniciar el cambio en el hogar y en la etapa escolar más temprana, para que no haya ningún lugar en el entorno de una niña o un niño donde aprendan que las niñas deben ser menos, tener menos y soñar a menor escala que los varones.

Esto exigirá ajustes en la crianza, los programas de estudios, los ámbitos educativos y los canales que transmiten los estereotipos cotidianos como la televisión, la publicidad y los diversos tipos de espectáculos. Asimismo, requerirá dar pasos decididos para proteger a las niñas pequeñas de las prácticas culturales nocivas, como el matrimonio a temprana edad y todas las formas de violencia.

Las mujeres y las niñas deben estar preparadas para formar parte de la revolución digital. Actualmente, sólo el 18% de los títulos de grado en ciencias de la computación corresponden a mujeres. En todo el mundo se necesita un cambio significativo en la educación de las niñas, que tendrán que cursar las asignaturas troncales (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) si han de competir con éxito por los “nuevos empleos” bien remunerados. En la actualidad, las mujeres representan únicamente el 25% de la fuerza laboral de la industria digital.

Según el análisis del Grupo de Alto Nivel sobre el empoderamiento económico de las mujeres del Secretario General de las Naciones Unidas, para lograr la igualdad en el lugar de trabajo será preciso ampliar las oportunidades de empleo y de trabajo decente. A tal fin, los gobiernos deberán realizar esfuerzos concertados para promover la participación de las mujeres en la vida económica; los colectivos importantes, como los sindicatos, tendrán que prestar su apoyo; y se deberá dar cabida a la voz de las propias mujeres para generar soluciones que permitan superar las barreras actuales a la participación de las mujeres. Hay mucho en juego: si se logra avanzar en la igualdad de género, podría darse un impulso al PIB mundial de 12 billones de dólares de los Estados Unidos de aquí a 2025.

También es preciso actuar con determinación para eliminar la discriminación que las mujeres encuentran en múltiples frentes, que convergen más allá del tema del género: la orientación sexual, la discapacidad, la edad avanzada y la raza. Estos factores contribuyen a la desigualdad salarial: la brecha salarial de género es, en promedio, del 23%, pero se eleva al 40% en el caso de las mujeres afroamericanas en los Estados Unidos. En la Unión Europea, las mujeres de edad avanzada tienen un 37% más de probabilidades de vivir en la pobreza que los hombres del mismo rango de edad.

Debemos lograr que funcionen mejor para las mujeres aquellas áreas de actividad donde ya están excesivamente representadas pero reciben una baja remuneración, además de contar con escasa o nula protección social. Se trata, por ejemplo, de que exista una economía del cuidado sólida, que responda a las necesidades de las mujeres y las emplee a cambio de una remuneración; de que se apliquen condiciones de trabajo igualitarias para el trabajo remunerado o no remunerado de las mujeres; y del apoyo a las mujeres empresarias, que abarque su acceso al financiamiento y a los mercados. Las mujeres que trabajan en el sector informal también necesitan que se reconozcan y protejan sus contribuciones. Ello requiere políticas macroeconómicas propicias que contribuyan a un crecimiento inclusivo y posibiliten una aceleración considerable del progreso, en beneficio de los 770 millones de personas que viven en la extrema pobreza.

Para hacer frente a las injusticias se necesita resolución y flexibilidad por parte de quienes emplean tanto del sector público como del privado. Será preciso ofrecer incentivos para contratar y retener a las trabajadoras; por ejemplo, una ampliación de las prestaciones por maternidad para las mujeres con objeto de apoyar también su reincorporación al trabajo, la adopción de los Principios para el empoderamiento de las mujeres y la representación directa en los niveles de toma de decisiones. Junto con esto, se necesitan cambios importantes en las prestaciones para los padres recientes, además de cambios culturales que hagan de la aceptación de la licencia de paternidad una opción viable y, por lo tanto, un beneficio real para toda la familia.

En medio de esta trama compleja se necesitan también algunos cambios sencillos pero de gran envergadura: que los padres se ocupen de la crianza, que las mujeres participen y que las niñas tengan la libertad de crecer en pie de igualdad con los varones. Es preciso que todas las partes hagan ajustes si se desea aumentar el número de personas que puede obtener un trabajo decente, lograr que ese conjunto de personas sea inclusivo y hacer realidad los beneficios para todas y todos que prevé la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con la promesa de un mundo igualitario.

Artículo publicado por: http://www.unwomen.org/es/news/stories/2017/2/statement-ed-phumzile-iwd-2017